Volver, volver, volver…

Todo vuelve, o al menos pretende hacerlo. Vuelvo yo tras mi largo y duro paréntesis, vuelve la normalidad, aunque ahora se llame nueva normalidad y para muchos tenga poco de normalidad y vuelve, volverá, el curso académico.

El Boletin Oficial de Cantabria publica hoy lo que pretende ser el protocolo definitivo acerca del retorno a la normalidad escolar y me temo que no soy el único que se pregunta de dónde han salido los asesores educativos que, en número cada vez mayo, pululan por las instituciones. Se supone que deberían ser los más listos de entre los docentes, los mejor preparadados y no un sarta de ignorantes que parece que nunca han pisado un aula. Probablemente nunca la acabaron de pisar…

Todo el documento está lleno de historias que cualquier docente que haya pisado un aula sabe que son un puro sinsentido.

Tres eran tres

La genialidad de la consejería contempla tres escenarios, tres, para diferentes supuestos.

El primero es que no pase nada, y que la enseñanza sea presencial y como siempre. Muchos alumnos por aula, aunque el protocolo dice que si, pero que no.

Es gracioso que el Diario Montañés informa del protocolo publicado, con una imagen de pasillo de un centro educativo.

¡No notas nada raro? Solo se ve a cinco alumnos, son mayores, parecen de segundo de bachillerato por los menos y ¡el 20% no respeta las líneas por las que hay que transitar! Ahora imagina 25 alumnos de primero de ESO.

Las cuentas sobre el tamaño de los grupos, las distancias entre alumnos y demás que indica el protocolo, se parecen más a las cuentas del Gran Capitán que a cualquier cálculo medianamente sensato. Cuando las cuentas las hacen los profesores, parece que salen distintas:

El protocolo de Cantabria se publica el mismo día que en Georgia (USA) han pasado a ofrecer sólo enseñanza virtual tras tener que poner en cuarentena a 90 profesores. ¿Han pensado las mentes brillantes de la Consejería que los profesores también se contagian? ¿Qué van a hacer cuando aparezca un positivo entre el profesorado de un centro como puede ser cualquiera de los institutos con cerca de 80 docentes por término medio?

Interesante que en USA no se planteen pasar al hilarante “Escenario dos“, que nos han puesto aquí, el cual consiste en una cosa llamada “enseñanza mixta” en la que algunos alumnos acuden a clase, “los más vulnerables” y los otros reciben enseñanza a distancia. O sea, que el profesor da clase a algunos alumnos en el aula y el resto ve la clase en casa en su ordenador.

Esto no sólo es una mamarachada con todas las de la ley, sino que encima implica una enseñanza cero interactiva ¿qué pasa cuando el profesor en su explicación, simplemente contesta una duda? ¿cambia la cámara hacia el alumno que pregunta? ¿Pasa la transmisión a una especide de “carta de ajuste”?

¿Cuándo se hacen ejercicios y cómo se revisan? Los de clase suponemos que con el profesor circulando entre las mesas, como toda la vida ¿y los de casa? ¿Enseñan su ejercicio por la cámara?

La enseñanza a distancia mezclada o no con la presencial es una forma fantástica de mejorar la calidad del aprendizaje de los alumnos, pero no es eso, por favor. Nosotros propondríamos una enseñanza mixta presencial-a distancia, para los alumnos de cursos superiores, que pueden estar en casa solos trabajando en los materiales que el profesor les haya propuesto y asistir a clase por las tardes un número de horas menor que el actual. Eso dejaría mucho espacio para los más pequeños. Ojo que estoy hablando de Institutos. Yo creo que ya es hora de dejar de mezclar normas para alumnos de 18 años con normas para alumnos de 3 años.

Escenario tres

Este escenario es el que proponen si vuelve a haber confinamiento y la enseñanza sería exclusivamente a distancia. A pesar de que Cantabria dispone de un aula Moodle y de un servicio como Yedra, para comunicaciones entre profesorado y familias, parece que prefieren dejar que cada centro decida qué plataforma utiliza y eso sí, recomienda unos “horarios de conexión” fijos, similiares a los de la enseñanza presencial. No parece que se hayan enterado de que en muchos casos eso es imposible.

Compartir:

1 comentario en «Volver, volver, volver…»

  1. Excelente reflexión. Te ha faltado insistir un poco en que la enseñanza on-line que contempla el “escenario 2“, o “intermedio”, parece suponer una regresión, más que un avance de las técnicas educativas. Volvemos a ver al profesor, como en las aulas tradicionales de siglos pasados, impartiendo clases magistrales ante un alumnado con el que no interactúa. La diferencia es que ahora le ven a través de una pantalla.
    En cuanto al “escenario 3”, pretender que los horarios de enseñanza on-line se asemejen a los horarios de enseñanza presencial, parece estar en la misma línea. Nuestros jefes no contemplan que una forma distinta de abordar el proceso de enseñanza-aprendizaje, tal vez debería implicar una distribución de los tiempos distinta. Y, por supuesto, los horarios de dedicación del profesorado a la preparación de materiales para la enseñanza on-line, deberían recibir también especial atención. Creo que para ellos es más fácil decir que el profesorado no domina las nuevas tecnologías y justificar así su falta de capacidad de cambio.

Los comentarios están cerrados.