Algarve

Aunque el Algarve es bastante grande. Este viaje se centró en Lagos, ya que disponíamos de pocos días y, además, creemos que es el lugar más interesante de todo el Algarve para una excursión para hacer cosas, no para ir a la playa que, probablemente, haya opciones tan buenas o mejores.

Pero por el camino hicimos un par de paradas. La primera en Badajoz. Una para para el recuerdo: viví en esta ciudad entre 1981 y 1983, hace casi nada. Y no había vuelto.

Es curioso que el principal activo turístico del Badajoz actual es la llamada Plaza Alta. Un lugar al que nadie iba cuando yo vivía allí, por estar digamos en “mal sitio”.

Pero a lo que no renuncié fue a visitar el lugar donde vivía. La Plaza de los Alféreces (entonces el nombre era un poco más largo…) y a comer en un buen restaurante de la que fue “mi zona”, el Galaxia, una especie de nave espacial, bueno y caro. Con un jamón excelente.

Merece la pena hacer una parada en esta ciudad. Tiene la universidad más antigua de Portugal y algunos atractivos monumentales. Pero es que encima nos coincidió con una curiosa fiesta estudiantil en la que los alumnos/as más antiguos apadrinan a los nuevos tapándolos con su capa, y cantan, pero sin ensuciar ni dar gritos. Es que son universitarios…

No parece de muy buen gusto, la verdad. Y el letrero de la entrada… para morirse (nunca mejor dicho): “Los ossos que aquí estamos pelos vossos esperamos“. Esperemos que sigan esperando por mucho tiempo…

Tras hacer noche en Évora y visitar lo más interesante, seguimos hasta Lagos en el Algarve, bastante lejos, por cierto.

Compartir: