¿Cómo va ser la educación en la era de la Inteligencia artificial?

Acabo de hacer unas pruebas con Open AI y todavía estoy en estado de shock.

Es verdad que desde que apareció Google, el trabajo del profesor se ha convertido en algo extraño. Cualquier alumno puede obtener la información que necesite sobre cualquier cosa y utilizarla en sus trabajos escolares. De hecho, internet se ha convertido por obra y gracia del citado buscador en una fuente de potenciales conflictos para el profesorado. Máxime si se trata de enseñanza a distancia o de profesores que mandan trabajos para casa.

Veamos un ejemplo realizado con Open AI mientras escribo este texto:

Escribe un texto en inglés sobre cambio climático a nivel de 2º de bachillerato:

“Climate change is one of the most pressing issues of our time. It is a global phenomenon that affects all countries and regions of the world. It is caused by human activities such as burning fossil fuels, deforestation, and other activities that release greenhouse gases into the atmosphere. These gases trap heat and cause the Earth’s temperature to rise. This leads to changes in weather patterns, sea levels, and other environmental impacts. Climate change is already having a significant impact on our planet. We are seeing more extreme weather events, such as heat waves, droughts, floods, and hurricanes. These events can cause destruction and loss of life. We are also seeing changes in the ocean, such as coral bleaching and ocean acidification“.

Con este texto, cualquier alumno superaría fácilmente esa prueba.

Los profesores ya no somos la fuente de información

Tradicionalmente médicos y profesores éramos los “magos de la tribu”. Bueno los curas también, pero eso es otra historia. Éramos la principal fuente de información para unos y otros y lo que decíamos “Iba a misa”. Recuerdo que. en mis primeros tiempos de profesor, a veces algún alumno me preguntaba algo sobre ciencia porque le habían dicho en casa que me lo preguntase. Ahora cualquier padre o madre está convencido de que sabe mil veces más que el profesor. Bueno, todo el mundo cree saber más que nadie en estos tiempos.

En esta era de la información ubicua, todo, lo bueno y lo malo, está al alcance de un clic de ratón o de dedo en el móvil. Y claro, te das cuenta, como hemos visto durante la pandemia, que gente que no tiene ni siquiera formada una teoría celular de la materia viva, te discute con vehemencia sobre anticuerpos, virus, vacunas, ensayos clínicos, mRNA y lo que se te quiera ocurrir. Yo mismo, como profesor y biólogo, lo he sentido especialmente al verme enredado en discusiones con gente que vive en un mundo distinto (Los que practican paradigmas distintos viven en mundos distintos).

El “Dr. Google” o el “Sr. Google”, nombres que me repelen, todo hay que decirlo, es la forma en la que mucha gente adquiere información, que no teorías, que luego discute en la consulta del médico o en la comida familiar (sí, me estoy refiriendo al “cuñadismo”…)

Pero. ¿qué va a pasar cuando podamos ir mucho más allá de Google?

De entrada, como ya he mencionado más arriba los “trabajos” para casa e incluso los exámenes están condenados a desaparecer. Lo cual en si mismo no me parece que sea nada malo. De hecho, es tiempo de que se empiece a considerar que saber y aprobar exámenes o incluso obtener títulos, pueden ser cosas muy distintas.

Volviendo a la frase de más arriba, (Los que practican paradigmas distintos viven en mundos distintos), yo soy muy “Khuniano” o simplemente constructivista, creo que lo que realmente importa son los paradigmas en los que viven las personas o, dicho de otro modo, las teorías, validadas o no, con las que se explica el mundo a sí mismo. Estos paradigmas actúan como filtros de toda la información y se puede considerar que son el “conocimiento” del que dispone esa persona”.

El planteamiento constructivista que estoy señalando, hace mucho tiempo que debería haber hecho que se dejara de lado la enseñanza basada en saber cosas de memoria, pero tener poca capacidad explicativa.

Para justificar mi afirmación, suelo poner el ejemplo del Ciclo de Krebs, una ruta metabólica que se estudia ya a conciencia en 2º de bachillerato y que vemos en la imagen de la izquierda.

Bueno, pues mi experiencia es que mucha gente que “se sabe” ese esquema, no sabe responder con seguridad en qué lugar de nuestro organismo pasa eso (incluso entre los alumnos de la propia carrera de CC Biológicas que estudié).

Para una persona normal, saber qué es una de las partes principales del mecanismo por el que nuestras células consiguen la energía necesaria y que se encuentra en las mitocondrias (organismos celulares de todas las células), creo que debería ser suficiente.

En estos momentos, el esquema de más arriba, que es el que viene en la Wikipedia y que es buenísimo, por cierto, está al alcance de cualquier persona. Ya no hace falta llevarlo escrito en bolígrafos BIC al examen como se hacía en mi época.

Entonces, ¿en qué va a consistir la tarea del profesor en el futuro? ¿Cómo se va a validar que un estudiante tiene los conocimientos necesarios?

Que el currículo, incluyendo como tal no sólo lo que se estudia sino cómo se estudia, dónde, cuándo y cómo se valida ese conocimiento, es evidentemente uno de los lugares de confrontación entre grupos sociales, políticos, religiosos, económicos, etc. No hay nada más que ver cómo proliferan las leyes educativas que no cambian nada salvo un aumento exponencial de las tareas no docentes que se le piden al profesorado y de la pérdida de autonomía y de valoración de éste.

Hace tiempo que los profesionales de la educación mínimamente preocupados, sabemos que estamos en un callejón sin salida. Habría que cambiar radicalmente todo el sistema educativo, radicalmente, pero probablemente nadie tiene claro en qué debería consistir ese cambio y lo que todos tenemos claro es que aunque alguien lo supiera, diferentes grupos sociales se iban a oponer a ello.

No es de extrañar que haya una desbandada general del profesorado, perplejo ante estos cambios, caracterizada por una “dimisión” de su tarea evaluadora, por ejemplo, demostrada por el hecho, publicado recientemente tras una investigación de una universidad, de que el número de sobresalientes se ha duplicado en la pruebas de acceso a la universidad, sin que se haya detectado en el informe PISA la más mínima mejoría en los alumnos. El otro aspecto de esta “dimisión” lo refleja el auge de las jubilaciones anticipadas. Todo el profesorado que puede acceder a ella se jubila en cuanto puede. Sólo se quedan los que tienen puestos directivos o en la administración educativa, vamos los que no dan clase.

Así que el futuro lo vemos difícil y complicado. Lo que si parece seguro es que la educación no va a ir precisamente en la vanguardia de los nuevos tiempos.

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