Santuario de My Son y Marble Mountains
Aunque Hoi An no parece que sea el lugar para hacer muchas excursiones, siempre hay algunos lugares interesantes. En la zona se encuentra Hue, bastante alejado y que suele ser una etapa previa a Hoi An para mucha gente, incluso se puede hacer una excursión de día desde el mismo Hoi An. Probablemente bastante interesante aunque nosotros decidimos “pasar” de ella, porque no queríamos estar todo el tiempo de viajes.
Ya, en la zona próxima, está la ciudad de Da Nang, a la que fuimos, con sus Marble Mountains y la península de Son Tra con su “Lady Buda” o algo así y el santuario de My Son al que también fuimos. Además, hay posibilidades de ir a las islas Cham, a un parque de atracciones que tiene un puente con unas manos muy fotogénico, y también a un sitio donde te pasean en unas barcas redondas como si fueran medio coco. Otra turistada de la que también pasamos.
My Son
Así que nuestra primera excursión fue a unas ruinas de templos de la extinta dinastía Champa, de la que ya hemos hablado, que ocuparon la costa del centro del actual Vietnam desde el siglo IV hasta el siglo XIII. Una civilización de inspiración espiritual hindú. Champa era el estado indio más oriental.
Su decadencia vino causada por la lucha con el imperio Jemer en el oeste (Camboya) y la expansión hacia el sur del reino vietnamita de los Dai Viet, los que dominaban el norte.
Para visitarlo recurrimos a contratar un “tour” de tarde en el mismo hotel (comodidad ante todo..) que nos costó un millón cien mil por los dos, unos 44 euros. Lo hicimos así porque está a unos 50 km de Hoi An y pensamos que sería más cómodo que andar con Grab o taxis.
Así que la “van” de turno, nos vino a recoger al hotel y, junto con otras 12 personas de diversas nacionalidades que comentaremos, constituimos un grupo para visitarlo. Comento lo del grupo porque fue curioso que estaba formado por: chico y chica australianos, él el tío más divertido del mundo; pareja Italiana, los más mayores junto a nosotros; pareja irlandesa, que no abrieron el pico; pareja alemana, tres japonesas, que tampoco es que hablaran mucho; Un coreano gordo, que tampoco decía ni pío y nosotros. Si añadimos que el guía era Vietnamita, pues aquello parecía la ONU.
La visita, además del calor, yo creo que es muy prescindible salvo que seas un fanático de la historia, sobre todo si conoces templos antiguos de este tipo mucho más espectaculares como Ayutthaya en Tailandia o Angkor en Camboya.
Pero bueno, empezamos por una especie de centro de interpretación, donde nos tragamos el rollo de las explicaciones del guía, que no parece que interesaran mucho a nadie y menos a mí, que si ya suelo no prestar demasiada atención cuando son en español, no te digo en inglés. La disertación era sobre los Champa y eso sí, los nombres de Visnú, Shiva y probablemente alguno más, los repitió con frecuencia y siempre se acaba viendo u oyendo algo curioso, como por ejemplo, la estructura de la foto de debajo que no es exactamente lo que parece.
Se llama “Linga” y es una forma de representación de Shiva. Obviamente representa la parte masculina de la divinidad. Existen montones de formas de piedras llamadas “linga”, algunas de bolsillo, pero bueno, en My Son había otras menos explícitas y parece que el rito consistía en echar agua por encima.
Luego visitamos las pocas ruinas que quedan. Aunque se supone que llegó a tener mas de setenta templos, la realidad es que quedan escasamente cuatro ruinas reconstruidas. Los bombardeos masivos de los americanos durante la guerra del Vietnam lo llevaron a la destrucción casi total. Incluso vimos un cráter de una bomba y algunas huellas de disparos. Se dice que la zona todavía es peligrosa por la posible presencia de bombas enterradas que no explotaron.
Pasamos un calor de muerte y, tras la visita, nos llevaron a una especie de salón de actos donde asistimos a un espectáculo de danza, suponemos que tradicionales Champa, aunque yo no estaría muy seguro.
Y luego, pues a la van otra vez hasta un embarcadero donde tomar un barco por el río hasta Hoi An. Esto era lo que más me apetecía, lo que más me gustó, e incluso me supo a poco.
En el barco nos dieron un bocadillo, o sea un Ban Mi, a cada uno, que estaba buenísimo con una cerveza fría, de pago y tras disfrutar de un recorrido de una media hora, nos recogió la Van y nos fue devolviendo a nuestros respectivos hoteles.
Da Nang: Península de Son Tra
Como no nos convencía tomar otro tour para ir a marble Mountains y Son Tra, pues decidimos hacerlo por nuestra cuenta, a base de Grab. Así que empezamos por tomar uno hasta un templo en Da Nang, próximo a la península de Son Tra. ¿Por qué hicimos esto? Todo tiene su historia.
La península de Son Tra es el último reducto de una especie de monos, el “duc” de patas rojas o langur jaspeado (Pygathrix nemaeus). ¿Quién no aspira a verlos si vas allí?
El caso es que encontrar información sobre cómo verlos es casi imposible, así que lo más que conseguí encontrar es que desde ese templo salían autobuses que recorrían la península.
Ya el taxista se quedó muy extrañado cuando le dijimos que queríamos ir a ese templo. Cuando llegamos allí, ni autobuses ni nada parecido, Sólo una caseta de información en obras cuyos obreros no sabían una palabra de inglés ni parecían tener idea de nada.
Así que optamos por echar una ojeada al templo. Muy curioso por las estatuas del jardín. Probablemente representan alguna leyenda que no conseguimos averiguar. Lo único que nos sonaba algo era el cuarteto formado por el mono, el cerdo, el viejo y el caballo.
Una vez completada la visita, pues optamos por tomar otro Grab y hacer lo que todo el mundo, dirigirnos al sitio más famoso de Son Tra, Linh Ung Pagoda, la pagoda de la “Budisa”. Otro templo de construcción reciente, se acabó en 2010, que nos vuelve a llamar la atención. ¿Por qué se están construyendo grandes pagodas budistas en el siglo XXI en Vietnam? ¿La gente se ha vuelto religiosa? ¿Es para atraer turismo?. Desde luego que en todo el viaje hemos notado como demasiada afición de los vietnamitas al modelo “parque de atracciones”.
Y el templo pues no está mal: tiene buenas vistas de la costa, hace un calor de muerte, y hay una serie de estatuas bastante curiosas. La estatua principal es gigantesca y se ve desde Da Dang.
No parecía que fuéramos a tener opción de ver a los monos… Con dos parejas españolas intentamos conseguir un taxi que nos llevara recorrer la península, pero no hubo manera, cuando ya teníamos alguno casi contratado, nos decían que no. Como yo seguía sin resignarme, cogimos un Grab, ya nosotros solos, al hotel de cinco estrellas que hay en la otra parte de la península, parece que es el más caro de Vietnam, donde había leído que se ven los monos. Cuando llegamos en la puerta nos dijeron que el acceso al recinto, sin alojamiento, costaba sesenta euros por persona. Así que nos dimos la vuelta y le dijimos al del Grab que nos llevara a Da Nang…
Como el tío no sabía informarnos pues le dijimos que nos llevara a Da Nang Centre, que resultó ser un hotel que, al menos estaba en un buen sitio. Inmediatamente reconocimos que estábamos la lado del mercado central adonde nos dirigimos para comprar una pamela para combatir el sol inclemente y comer en un restaurante bien valorado en Google maps, 4,7. Debió ser buena elección, porque estaba lleno y nos tocó esperar un rato.
Resturante An Thoi
El restaurante se llamaba An thoi y era bonito, bueno y barato. Comimos ostras gratinadas con queso y un combo de Bun Cha con rollitos de primavera, más un par de cervezas Tiger de medio litro. La cuenta: 376.000, algo menos de 20 euros. Lo puedes ver en las fotos de aquí encima.
Marble Mountains
Y después cogimos otro Grab y nos dirigimos a las Marble Mountains que están a unos 6 km y ya de camino a Hoi Ann. El conductor era un chaval joven, un tío majo, que tuvo el detalle de ir por la orilla del río sin que nadie se lo pidiese, de manera que pudimos contemplar de cerca el famoso puente del dragón que, por lo visto, por la noche expulsa fuego por la boca.
Como se puede comprobar en el croquis de debajo, las Marble Mountains son cinco montañas calizas del tipo de las que hemos visto por todo Vietnam, con la particularidad de que están recorridas por galerías con templos. La mayor parte de la gente, igual que nosotros, sólo visita la más grande.
Cuando nos dejó el coche, nos dirigimos a la primera taquilla que había y nos vendieron una entrada, un croquis y unas postales horrorosas que dejamos abandonadas en el hotel.
Entramos en la primera cueva, la cueva Am Phu (El infierno) que, como se ve en el mapa, tiene la entrada separada del resto del conjunto (nº 15). Lo curioso es que poca gente la visita y, desde mi punto de vista, es la más fascinante. Todo el mundo coge el ascensor para visitar todo lo demás de esa montaña, la montaña del agua o Thuy Son o Thang May. Nosotros lo hicimos después.
En la guerra de Vietnam, en 1968, la cueva Am Phu fue el escondite de los comunistas del Vietcong. También establecieron aquí un hospital de campaña para rescatar a los heridos en las batallas. Para mantenerlo en secreto, taparon la entrada de la cueva (que por lo visto se ha abierto hace poco).
La cueva es alucinante, sobre todo si te metes allí sin haber leído nada previamente. Ya en el puentecillo de entrada, te encuentras algunas cosas como la mano que ves a continuación que casi te quita las ganas de entrar. Por lo visto tiene que ver con el Karma.
Dentro te encuentras una cueva bastante grande y de mucha altura, con tres zonas: la zona principal altísima y con imágenes de Budas y otras divinidades. Y lo que no visitamos a conciencia pero parece que es lo más interesante: unas escaleras muy empinadas que se dirigen “al cielo” y, en el lado opuesto otras escaleras más empinadas y oscuras que bajan hacia “el infierno”. En estas últimas había una serie de estatuas de “cosas horrendas” que mejor verlas en las fotos de aquí debajo:
El resto de la montaña del agua creo que no merece mucho la pena aunque, curiosamente, como decía, es la que visita la gente, con lo cual tuvimos que bregar con las familias que se te colaban en la cola del ascensor. Templos y cuevas. Pongo una galería de las fotos para que el espectador juzgue.
Luego, cogimos otro Grab sin necesidad de pedirlo, ya que muchos conductores esperan a la salida para ofrecértelo, al precio de Grab, pero sin que lo contrates por la aplicación, así se ahorran la comisión. Creo que nos costó 250.000, unos 10 euros, hasta el Hotel de Hoi An, un precio muy barato comparado con España, ya que está a unos 20 km y el coche era un Toyota Land Cruise, grande y nuevecito.
Y luego, nos dimos un bañito nocturno en la piscina y salimos a cenar y disfrutar de Hoi An.